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Entrevista al poeta Pedro Tenorio (enero, 2018)
Eva y Adán son compañeros del exilio.
Entrevista al poeta Pedro Tenorio

—¿Qué va a encontrar el lector tras el título de “La piel del agua”, cómo definiría este libro y su poesía?
—Es una historia de amor vivida en tres momentos. De las tres partes que forman el libro, la primera es “Clamores”, y se sitúa en una mítica sala de Jazz de la noche madrileña. Se trata de un aquí y un ahora muy próximos a nosotros. La pareja amorosa son un Adán y una Eva contemporáneos, expulsados del paraíso y refugiados en la música y la danza que ella protagoniza. Este tema ya lo había tratado, aunque de manera intemporal, en mi anterior poemario, A este lado del Evila.

La parte central del libro, “La espalda del Agua” la forman cinco epígrafes que tienen en común una poesía carnal y erótica, utópica y atemporal. Son momentos y situaciones de encuentros gozosos. Nada está prohibido, pero nada se hace explícito. En total son cinco partes que comienzan con la “Albada” y que concluyen con unos “Ángeles de alas negras”.

Por fin, en la última parte, “Los aljibes y las rosas”, la pareja encuentra el sosiego del amor en el prado, en la jubilosa y dorada mediocridad que es la cotidiana sorpresa de vivir abrazados.

Por lo que respecta al resto de mi poesía, he de decir que he pretendido no repetirme. El primer libro, Muertos para una exposición, habla de la pintura, de las naturalezas muertas, de paisajes urbanos, de las metamorfosis de las cosas y de figuras geométricas. Los castigos y las hostilidades son poemas que denuncian las atrocidades de las guerras y de los éxodos forzados por el hambre o el fanatismo. La luz se calla es una extensa elegía motivada por la muerte tremenda de mi único hijo. Y A este lado del Evila habla de una pareja recién expulsada del paraíso terrenal. Esa misma pareja, pero en un ambiente urbano, es la que se mueve por los versos de Los cuerpos y las noches y que volvemos a encontrar en la primera parte de este poemario, La piel del agua.

—El eje central de “La piel del agua” es el amor y el erotismo. ¿Cómo logra ser original en un tema tan tratado en la literatura?
Creo que la originalidad en la literatura no consiste tanto en los temas que trata, que en definitiva no pasan cuatro o cinco, como en la manera de tratar esos temas. El amor, el paso del tiempo, el ensimismamiento ante la belleza de una pintura, el vértigo de la muerte o el dolor por la impiedad de la naturaleza humana han sido siempre motivos poéticos. Del amor han hablado todos los poetas de todos los tiempos y de todas las culturas. Y efectivamente, el reto está en conseguir que aún parezca algo nuevo, algo no dicho todavía o dicho de otra manera. Y que el resultado siga siendo poético.
Porque el decirlo de otra manera no significa que haya que renunciar a la palabra poética y caer en lo explícito y prosaico, como se aprecia en una corriente de poesía de liberación sexual femenina en la que incluyo a Irene X , Elvira Sastre o Raquel Illescas.

Aun considerando como válido el estilo coloquial que ellas practican, yo prefiero decir: “ … mira cómo está erguida / la rama de mi almendro y florecida / con sus pétalos blancos. // Liba tú de esta flor, / su néctar vivifica las cosechas. // Saborea el triunfo de tus labios”. Aquí la felación es sugerida y se vale de las metáforas.

—La mujer de “La piel del agua” es una Eva contemporánea, compañera y aliada del hombre sin que esto signifique renunciar a ser musa y objeto erótico.

En efecto, Eva y Adán son compañeros del exilio pero no es una sola Eva, son sucesivas las que aquí acompañan, aman y tientan a Adán, porque éste no es monógamo. Es más, aquí se suceden varios Adanes que acompañan, tientan y aman a una Eva eterna y cambiante, como la luna.

—Ya en el prólogo, Antonio del Camino, hace referencia a la importancia de la rima y la métrica en la poesía, de cómo el ritmo interior del poema es fundamental para lograr la sonoridad. Sin embargo, en la poesía contemporánea pocos escritores se toman esto en serio. ¿A qué es debido, será porque no saben métrica o es que la poesía ha quedado reducida a un chascarrillo o a un mensaje para Twitter?
Es que Antonio del Camino domina todos los “palos” de la métrica, escribe con soltura y perfección cualquier estrofa y, de manera muy brillante, los sonetos. Respecto a la importancia de la rima tengo que decir que yo me muevo más a gusto por los versos blancos, eso sí, bien medidos y acentuados armónicamente. Dejó dicho Dámaso Alonso que el endecasílabo es “un violín de musical madera conmovida”. Este es el ritmo interior del poema que Antonio del Camino considera fundamental para lograr la sonoridad.

Por otro lado no estoy completamente de acuerdo en considerar que la mayoría de los jóvenes escritores desdeñan la métrica. Hay algunos como Luis Ramiro, Marwan o El funambulista que son capaces de atraer a muchachos y, sobre todo muchachas, que se saben de memoria sus sonetos y las letras de sus canciones. Pero también es cierto que abundan los poetas que, no es que renieguen de la métrica, sino que nunca han alcanzado un cierto ritmo, quizás deliberadamente. Valgan como ejemplo las voces de esa poesía de explícita referencia sexual que antes citaba.

—Llama la atención el aspecto físico de “La piel del agua”. Da gusto encontrar libros de poesía tan cuidados.

Efectivamente, Alicia Arés, el alma mater de Cuadernos del Laberinto, ha seguido muy de cerca la edición de La Piel Agua. El papel, la tipografía, el tamaño de la fuente…son de gran calidad. Alicia ha estado atenta desde la corrección de galeradas hasta el índice de primeros versos y el precioso colofón del libro.

—Es usted profesor de literatura, ¿qué consejo da a los jóvenes que comienzan a escribir?
Yo ya no creo que la poesía sea un arma cargada de futuro. No creo que pueda cambiar el curso de la historia, que pretendía Celaya, y mucho menos el curso de los ríos que cantaba Garcilaso. Pero ya puestos a hablar del tema, quisiera que no fuera tan traumático el trasvase de las aguas del Tajo hasta el Segura. ¿Cómo? No lo sé. Tengo otro libro, aún inédito, basado en las imágenes de un Tajo moribundo.

—¿Qué le gustaría cambiar gracias a su poesía?
Que lean mucho. Si quieren ser poetas, que lean a muchos poetas. Y que comiencen imitando a sus modelos preferidos. Y que cada día escriban algo más y que no lo rompan hasta que comprueben que eso que ahora, pasadas unas semanas, les parece deplorable, es porque ya han alcanzado una capacidad crítica y un estilo propio del que se sienten satisfechos. Y a partir de ahí que sigan escribiendo hasta que, pasados ya unos meses, al releer lo guardado, le den el visto bueno. Y que cuando vean publicado su primer libro, empiecen el segundo con las mismas dudas.

—¿Qué libro se está leyendo?
El Pabellón de Oro, de Yukio Mishima, traducido por vez primera al castellano directamente del japonés por Carlos Rubio.


Puedes leer a Pedro Tenorio en:
Pedro Tenorio. LA PIEL DEL AGUA

La piel del agua
Pedro Tenorio


Coleccción ANAQUEL DE POESÍA, nº 78
I.S.B.N: 978-84-947595-7-4 • 82 páginas • 12€
Prologo de Antonio del Camino

El autor, en este poemario hace que Adán se adentre en la vorágine del padecer amoroso... <<Más>>




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