VISIBILIZANDO A LAS POETAS
MIÉRCOLES, 14 de DICIEMBRE.19 horas.
Recital de las poetisas: María Antonia García de
León, Ana Montojo, María Antonia Ortega y Paloma
Soria. Presentador: José Elgarresta
Biblioteca histórica de la Universidad Complutense de Madrid
Calle de Noviciado. c/ Noviciado, 3. Madrid.
La editorial Cuadernos del Laberinto,
en colaboración con la Universidad Complutense de Madrid,
llevó a cabo ayer uno de los actos poéticos más
interesantes y novedosos que se han vivido en Madrid ultimamente:
la mezcla de cuatro voces femeninas diametralmente opuesta,s pero
que unidas nos muestran cómo es de rico el universo de
la mujer en la cultura.
El poeta José Elgarresta (Premio Europa) presentó
el acto y nos hizo de cicerone a través de palabras, miradas
y versos cargados de belleza y sensibilidad.
Paloma Soria, María Antonia
Ortega, José Elgarresta, María Antonia Gª de
León y Ana Montojo
MARÍA ANTONIETA GARCÍA DE LEÓN
María Antonieta es una ráfaga de aire fresco. Un
socióloga especializada en la denuncia de esa gran injusticia
por ella bautizada como "las elites discriminadas",
es decir: las mujeres que, gracias a su cada vez mejor preparación,
llegan a formar parte de la elite de este país, solo para
ser allí discriminadas.
Pues bien, esta mujer tan combativa nos aporta en su Poemas al
ritmo de las estaciones, de los días y del amor, una forma
de entender y de sentir la vida absolutamente necesaria en quienes,
por desgracia, nos vemos arrancados de la naturaleza y de nosotros
mismos por la fría cotidianeidad de la existencia en nuestras
ciudades sin alma. Un recordatorio de quiénes somos y de
dónde procedemos.
Así, uno de sus haikus nos dice:
Callaré,
comprenderás
la elocuencia de mi corazón
¿No es, efectivamente, el
silencio lo único que nos puede abrir las puertas de nosotros
mismos? El silencio y nuestro corazón, ese gran olvidado
de un siglo sin entrañas. ¿Y quién sino una
mujer para recordárnoslo? No solo por ser mujer, sino fundamentalmente
por ser humana.
El silencio y el sentir dramático de la existencia:
Todo espera renovado
cada cosa, cada ser, cada asunto,
su estreno en el perpetuo Samsara de la vida.
Comienza la tragedia.
¿Qué tragedia? La
de no darnos siquiera cuenta de que no solo vivimos en la tierra
sino que formamos parte de ella, somos la tierra. Una tierra que
nos descubre, incorporada a ella misma, en Carnets de viajes,
en De países y ciudades. Una tierra medida en tiempo y
que por ello la mueve a decir:
La incomprendida poética del
otoño
a manos de la vulgaridad
playera y estival (Poética
del Otoño II)
La vida palpita en cada una de estas palabras, no menos que en
sus deliciosas "breverías".
El reloj es el estrés del tiempo
El amanecer
un breve suspiro de luz.
En resumen: un gratísimo descubrimiento que nos permitirá
también descubrir partes de nosotros mismos que permanecen
enterradas en ese inmenso estrés que es la vida y la sociedad
moderna.
(Texto de Pepe Elgarresta)
José Elgarresta, María
Antonia Gª de León y Ana Montojo
ANA MONTOJO
Una auténtica y gratísima
sorpresa para un poeta que basa su obra en la inspiración,
encontrarse con esta colega que opina:
Despojado el concepto de cualquier
tópico como la inspiración, las musas y demás
zarandajas, queda el simple hecho de que la poesía es un
modo de trabajar con las palabras.
Y digo gratísima, porque con un planteamiento que, en principio,
parece radicalmente opuesto al mío, escribe unos poemas
sencillamente maravillosos, demostrando de esta forma que la poesía
es algo demasiado grande para que quepa en la poética de
cualquier poeta.
Tampoco creo que, como dice J. Gil de Biedma, "El juego de
hacer versos, que no es un juego, es algo parecido en principio
al placer solitario". La poesía es mucho más
que hacer versos, pues tan importante es lo no dicho, aunque sí
sugerido, como lo escrito. Y tampoco es muy parecido al placer
solitario, pues es una necesidad del corazón y de la mente,
y generalmente más próxima al dolor que a la felicidad.
¿Cómo no celebrar entonces a la poeta capaz de mostrar
en unos pocos versos que la poesía es ese algo más
allá de nosotros, pero que está en nosotros, ese
algo que unifica corazón y mente, un diamante de infinitas
facetas, que es poseído, pero también posee al poeta?
Ignoro en qué momento
comencé a perder pie donde pisaba,
cuándo me transformé
en la mujer que anda algunos pasos
por delante de mí,
sin volver la cabeza.
Yo no puedo alcanzarla.
Esta mujer es Ana Montojo, inalcanzable para sí misma,
como toda gran poeta.
(Texto de Pepe Elgarresta)
MARÍA ANTONIA ORTEGA
Conozco a Mª Antonia desde su
nacimiento a la poesía, lo cual es imposible, pues probablemente
ello ocurrió incluso antes de su nacimiento físico,
predestinada como estaba a seguir caminos inesperados en su entorno
familiar y social. Digamos entonces que la conocí en el
tiempo de sus primeras publicaciones y ya entonces encaraba la
existencia como una lucha por la libertad, manifestada en su peculiar
don para poner el mundo del revés y ver qué cae
del mismo, una vez convenientemente agitado por su peculiar lenguaje,
críptico e inefable.
Naturalmente, cayeron duras experiencias que, una vez sublimadas,
dieron origen a los bellos poemas que constituyen el andamiaje
de su concepción mágica, aunque no por ello menos
real, de la existencia.
"Empresa de mudanzas" se llamaba la modesta revista
en que aparecieron algunos de sus primeros artículos. Y
creo que pocas frases expresan mejor el deseo de levedad de nuestra
autora, que siempre ha interpretado la vida como un tránsito
misterioso a un nuevo nacimiento. Pero si ustedes quieren saber
en qué consiste eso, tendrán que leer, degustar
más que leer, sus libros, numerosos cual plumas de pájaro,
y seguirla en su vuelo con la seguridad de que, lleguen a donde
lleguen, siempre será un lugar más fértil
del que abandonaron al iniciar la lectura.
Si la poesía supone una forma especial de contemplar el
mundo, he aquí una de las miradas que más caminos
nuevos puede mostrarnos en el oscuro túnel de la existencia
cotidiana.
Querida Mª Antonia, has recorrido muchos caminos en busca
del punto en que todos se cruzan. Como decía T.S. Eliot:
"En el inicio está el fin desde el principio".
Enhorabuena.
(Texto de Pepe Elgarresta)
Cuatro poetisas, cuatro voces
diferentes y apasionadas
PALOMA SORIA
En este mundo moderno, supertecnificado,
hiperinformado, pero carente de un significado propio, es grato
encontrar una persona como Paloma Soria, que opina que las palabras
tienen su propia música y hay que dejarlas cantar en libertad
y por ello las letras de sus canciones pueden ser propias o de
otros autores.
Todo ello es así porque es ella la que está acostumbrada
a interiorizar, a convertir el mundo, o lo que debiera ser el
mundo, en su propia sangre, que es su garganta y de esta forma
compartirse con los demás como las semillas con la tierra
a través del viento y esa es su forma de cambiar la sociedad.
Habituados como estamos al proceso inverso, a ser absorbidos por
el entorno, a permanecer mimetizados con cuanto nos rodea con
la finalidad de proteger una identidad ficticia, labrada por el
anuncio en vez del grito que brota del corazón, la presencia
de Paloma entre nosotros es una lluvia de agua fresca que nos
muestra que todavía podemos crecer, todavía podemos
desbordar el tiesto en que nos sembraron y cubrir el muro de la
sociedad y entonces todos sabremos que no estamos solos.
(Texto de Pepe Elgarresta)
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